martes, 28 de septiembre de 2010

Niebla


El alzeheimer es una enfermedad cruel que conlleva la progresiva incapacitación del paciente, aunque del horror que esto supone lo libera un poco que la consciencia va desapareciendo y su identidad se mueve entre sombras, como preparándose prematuramente para entrar en el reino de la nada. En esta sociedad que está aprendiendo a gestionar una tasa de envejecimiento poblacional cada vez más elevada, van apareciendo poco a poco, instituciones y servicios especializados para tratar y atender a los ancianos, especialmente a aquellos que física o cognitivamente no se sirven por sí mismos.

martes, 7 de septiembre de 2010

Héroes


Se necesitan héroes, aunque se les corte de cintura para abajo, o de cuello para arriba, con la intención de mostrarnos sólo una parte de ellos: esto es, la que interesa, la épica e idílica imagen que reconstruya  este mundo nuestro, empecinado en desilusionar. Héroes deportivos, económicos, artísticos, políticos, o incluso héroes de guerra, aunque sea de guerrillas bolivianas, pero en todo caso fuera de la mediocridad institucionalizada que parece ser el modo de supervivencia de las suciedades modernas. Se ensalza al héroe, se le venera, se le convierte en icono y mártir, sacrificado para que la legión que le admira encuentre un atisbo de sentido.

martes, 31 de agosto de 2010

Summer's almost gone


Acabadas las vacaciones y de regreso ya a la estricta normalidad de la rutina, a cualquiera le sorprende la sensación de que la ciudad ha seguido en marcha todo ese tiempo en que por la mente del turista desfilaba la idea de abandonarlo todo y montar un chiringuito de playa. La basura se ha recogido, los periódicos han llegado a los quioskos, la linea circular no ha parado de dar vueltas y la oficina, con todos esos asuntos pendientes que se dejaron al salir (y que parecían de una urgencia vital), sigue en marcha, esperando pacientemente a que se haga cuanto debe hacerse. Los niños de los vecinos siguen gritando en el patio, con la fuerza inusitada que el sol del verano les da y los mayores siguen sentándose en los bancos del barrio a ver caer la tarde. 

martes, 24 de agosto de 2010

De capitales y capitolinas.





En una semana recorrí dos ciudades con el ahínco del turista y del anfitrión. Una era la mía, este Madrid que me mata y me revive y la otra, la eterna Roma. Eso significa que mis dos recorridos, además de marcar con saña mis sufridos pies, incluyeron una retahíla impresionante de maravillas artísticas. Por enumerar rápido y sin abusar, en esta intensa semana mis ojos se posaron sobre el Gernika, Las Meninas, el Palacio de Oriente, el Templo de Debod, la Piedad, el Coliseo, la Fontana de Trevi o el impresionante tríptico de San Mateo de Caravaggio.



martes, 3 de agosto de 2010

El Atasco



Nota del autor: Todos los personajes que figuran en este relato han sido creados expresamente para esta ficción veraniega y no tienen un equivalente concreto en el mundo real.

Son las tres de la tarde del Sábado 31 de julio y el kilómetro 27 de la A3 se ha convertido en un auténtico infierno. El sol aprieta con fuerza el secarral que corta la carretera, llena de vehículos parados. Javier Ojeda, ingeniero informático de treinta años, se desespera sobre su volante sospechando que no estará a la hora adecuada a la cita que tiene en Valencia. Dos coches más atrás, Lourdes Fernández, abogado y madre divorciada de tres hijos trata de entretener a estos últimos con cualquier juego absurdo y empieza a poner a prueba su paciencia maternal. Los niños saltando en el asiento trasero del monovolumen de Lourdes llaman la atención de Miguel Pérez, transportista que debería haber acabado hace dos horas su reparto, y que se encuentra tan atrapado como los demás, los que sí se van de vacaciones. Todos democráticamente atrapados en el mismo absurdo de un atasco a la salida de una gran ciudad.

martes, 27 de julio de 2010

Pig Pride


Dicen que el gran problema de nuestra economía es la pérdida de competititvidad, osea que nuestro trabajo no rinde ni en tiempo ni en dinero los beneficios que debería producir. Este argumento, completamente cierto, está ligado a un ruido permanente que pretende recuperar esa productividad perdida a golpe de tijeretazo social. Como el trabajo no rinde, declaran esos grandes gurús de la economía moderna (esos mismos que nos guiaron sin que les temblara el pulso al abismo), la solución pasa, indefectiblemente, por lo que se llama la flexibilización del mercado laboral, eufemismo liberal que significa abaratamiento del despido.

martes, 20 de julio de 2010

Imposible callar

Sí, lo admito. A veces sermoneo. Nada más lejos de mis intenciones que justificarme, pero entended que a veces uno se deja llevar por el irresistible poder que destila la tribuna, por pequeña o insignificante o inútil que sea. Dentro de muy poco, apenas un par de semanas, hará un año que os escribo, que mi voz se pega a vuestro oído, que os cuento lo que mi mente y mi pecho filtran de esa realidad que vivo con todas mis fuerzas. Acaso os llegará un débil eco, puede que una sonrisa tímida, o un pensamiento fugaz pero sentido, o un cabreo súbito conmigo y mis palabras, que torpemente tratan de construir un discurso donde sólo hay un puñado de impresiones, a menudo sólo basadas en mí íntimo y particular modo de ver el mundo.




martes, 13 de julio de 2010

El salto

Hoy he visto cómo un tipo se lanzaba desde la octava planta del Hotel Plaza Castilla. Se oyó un coro de sobrecogedores suspiros y un golpe seco contra el suelo. No hubo ni giros, ni tirabuzones, ni una lenta agonía a cámara lenta. La caída, olvidando la acera que esperaba ansiosa a su nuevo huésped, resultaba ridícula. El hombre meneaba los brazos y las piernas al caer, quizás mostrando inútil arrepentimiento, o quizás buscando avanzar más, como un saltador de longitud que se sabe con el viento de cara. Comprendí que estaba muerto.

martes, 6 de julio de 2010

El bebé gigante en el mundial


Ya lo dije otra vez: el fútbol es la nueva épica donde se forjan los héroes en esta época descreída y sin símbolos. La arena de hoy no demanda más sangre que la metafórica o la fortuita, pero en la grada, y en sus millones de ramificaciones en televisores de todo el mundo, el fervor es tan fuerte como en la propia guerra. También hemos hablado de las masas, y de como sus comportamientos colectivos acaban por anular absolutamente el pensamiento del individuo, que pierde la noción de sí mismo y se diluye en una voluntad ajena que acaba por enajenarlo. Ahora unamos ambos conceptos y añadámosle un tercero. en el campo, o en el salón de casa, está permitido odiar al rival durante 90 minutos, desear su aniquilación, que desaparezcan sus virtudes y sólo queden sobre el césped su sudor y sus lágrimas amargas.




martes, 8 de junio de 2010

Sitting on top of the World

La ciudad, con su inquebrantable ajetreo de ruidos, de humos pisándose unos a otros, de ataques de ansiedad, exabruptos y berrinches infantiles, eclipsa a menudo todo lo que la rodea, como si más allá del último bloque de hormigón, la vida se acabase sin más. Esta sensación es más fuerte en Madrid, porque la ausencia de mar implica que no hay una inmesidad ante uno que le recuerde lo ínfimo que es, y aparece la necia percepción de que no hay nada más allá. Sólo la sierra, que se levanta orgullosa cincelando el azul con sus puntiagudas cumbres, le recuerda al observador que fuera, late otra vida.

martes, 1 de junio de 2010

El público idiota (y III).



No sé en que momento de la historia empezó a ser así, pero lo cierto es que en un punto, el pueblo se convirtió en público. Quizás nunca existió. No se materializó aquí, en la caverna, esa idea, la de pueblo. En todo caso, y dejando el pasado, el pueblo ahora es público y la ciudadanía, audiencia. Puede sonar apocalíptico, pero no se preocupen, hermanos, que el sistema aprieta, pero no ahoga. Como audiencia, tenemos derechos, y toda una serie de mecanismos para expresarnos y modificar el transcurso del espectáculo que se nos endosa. Véanse si no la multiplicidad de canales para expresar nuestras protestas, dudas, ruegos o alabanzas. Vote en la página online de nuestra cadena si Francisco Camps debe dimitir o no, mande sms con Zapatero-dimisión espacio y su opinión en nuestro debate al 0100, o llame a un 902 nada barato para que podamos destripar sus intimidades por la tele. Todo seguido de un amabilísimo: nos interesa su opinión.

martes, 25 de mayo de 2010

El público y su presencia (y II)



En el sur de Italia, por razones que no es necesario recordar, se acuñó la frase "Non vedo, non sento, non parlo". Ciegos, sordos y cojos, a sus habitantes les ha servido para proteger, la mayoría de las veces, sus vidas, expuestas por la amenaza de los que se esconden tras este secreto ficticio para matar. Pero claro, por mucho que la Omertá selle los labios, párpados y orejas, es inevitable que uno vea, que uno oiga, y, aunque sólo sea el más valiente o inconsciente o el más harto, acabe hablando. Ser testigo es algo no elegido, un regalo envenenado que nos da la casualidad o el destino. Ser testigo, salvo en los contratos y en las bodas, no se elige, y uno deberá vivir inevitablemente con eso que ha visto, ya sea una mano que desliza una chocolatina furtiva al bolsillo en el supermercado, a la novia de un amigo del brazo de otro o como le descerrajan quince tiros a alguien que rompió alguna vez esa losa de silencio.


martes, 11 de mayo de 2010

El Público Parte 1. Público cuántico


Con su permiso, queridos lectores y oyentes, vamos a ponernos un poquito cuánticos. En 1801, Thomas Young realizó un experimento para ver como se comportaban la luz al pasar por dos rendijas paralelas. El resultado, sorprendente, es que en la pared del fondo, donde llegaba la onda lumínica filtrada por ambas franjas, no mostraba dos barras de luz, sino muchas, más intensas en el centro, y más difusas a los lados. La materia no modifica su trayectoria, pero las ondas se interfieren a sí mismas, y se desvían. Si todo esto aún les suena a húngaro, o si lo entienden, pero les gusta ver los argumentos de una forma más visual, miren el mar y sus olas, y cómo unas desvían a otras, hasta acariciarnos los pies y hundirlos en la arena.

martes, 4 de mayo de 2010

Cincuenta mil locos

A la orilla de un río que este año corre inusualmente caudaloso, pero que siempre ha tenido infraestructuras muy superiores a su importancia fluvial, hay un estadio de fútbol. Un estadio que ha cumplido ya sus cincuenta y cuatro años, y que bien pronto, allá en el apocalíptico 2012, se habrá convertido en otra cosa urbanizable. De momento lo acarician a diario miles de coches en su tránsito cotidiano por la M30, dejando claro que el Vicente Calderón incordiaba un poco ya hace décadas, cuando se construyó la autopista de circunvalación madrileña.

martes, 20 de abril de 2010

Volar


Llevamos posados sobre esta superficie curva, con distintos grados de evolución social y física, unos dos millones de años. Antes, cuando de día no teníamos sino la luz del sol, y de noche la de la luna o la de la lumbre en la cueva, debíamos asumir de forma natural la inclemencia de un mundo hostil, y sus nefastas consecuencias para una especie ingeniosa, pero al fin y al cabo frágil e insignificante. Así, en esos albores de la humanidad, a nadie le sorprendería escuchar que a su padre se lo ha comido un dientes de sable o que un mamut ha aplastado a medio clan. Eran tiempos sencillos con normas sencillas, casi todas dictadas en nuestra contra, como inquebrantables obstáculos puestos en nuestra lucha colectiva por la supervivencia.
Pero había algo en esos monos pelados que los hacía obstinados, irreductibles, y poco a poco, según nos cuenta la historia que hemos reescrito tantas veces, se fueron adueñando de ese planeta hostil. La maravilla tecnológica, desde la agricultura a Internet, se convirtió en el gran protagonista del relato de esta especie, y tanto fue así que se autocoronó confiada reina de la Creación. Pero la corona del hombre era tan frágil e ilusoria como su trono, y bajo el espejismo de poder dominarlo todo, el ser humano seguía siendo pequeño y frágil, pese a verse a sí mismo multiplicado e interconectado por avanzadas redes de comunicación. Pensaba que podía moverse a cualquier parte del planeta, sin pisar la tierra, en pocas horas, y sin más molestias que el incómodo cambio horario o la invasión a la privacidad que supone volar tras el once de septiembre.
Y de repente, Maya, ese organismo que algunos dicen que habitamos, protestó de nuevo y puso otro obstáculo más. El Volcán islandés de nombre impronunciable comenzó a expulsar humo, cenizas y piedras volcánicas al aire, y su columna ancló a la extensísima flota europea en su totalidad. Recordaron los expertos, esos que rigen nuestras vidas a golpe de experimento y publicidad mediática, que en 1984 a un avión se le pararon los cuatro motores sobrevolando Indonesia. Por eso, por un capricho de la dinámica geotérmica, la maravilla que cumplía el sueño milenario del hombre, el de volar, quedaba completamente inutilizada.
Me pregunto yo, que soy de ímpetu viajero, si esto tiene o no solución y si el dichoso volcán de la verde Islandia dejará de vomitar sus entrañas sobre las rutas de navegación  aérea, y no puedo evitar imaginarme un escenario en el que desaparezcan aerolíneas, aeropuertos y nos obliguemos a cruzar por tierra y mar las distancias que nos separan. Más despacio, apreciando más el camino y dejando al cuerpo asumir lentamente que se está  en otro sitio. Tampoco parece del todo mal, un mundo más lento, en el que volar siga siendo un sueño. En estos días en los que el cielo europeo sólo ha sido sobrevolado por intrépidas aves y partículas de feldespato os digo, hoy más que nunca, que somos pequeños, mucho más pequeños de lo que creemos ser.

martes, 6 de abril de 2010

Gran vía

Es 4 de abril de 1910, y hay una nutrida multitud ante la casa del cura de la Iglesia de San José. Puede que se hayan congregado para no perder detalle del gran proyecto urbanístico que está a punto de comenzar, pero lo más probable es que esta gente, paisanos de un Madrid entre dos épocas, estén ahí ante el insólito hecho de ver a un Borbón empuñar una piqueta de oro. Alfonso de Borbón, a quien la historia ha deparado una numeración supersticiosamente sospechosa, empuña esa herramienta porque aún es pronto para utilizar las tijeras de cortar cintas rojas, con la que el rey gusta de inaugurar y estrenar cosas. Su mano agarra la piqueta con la torpeza del que no la ha utilizado ni para cascar nueces, y el instrumento, normalmente vigoroso, adquiere entre sus dedos la apariencia de un juguete. Pero Alfonso lo que quiere es terminar pronto y que las obras comiencen cuanto antes. Con el pusilánime y escenificado primer golpe del monarca contra la pared del cura desahuciado, se inauguraba la historia de la Gran Vía.

martes, 30 de marzo de 2010

Tiempo


Vivimos encadenados al tiempo, su lento devenir nos da templanza. La vida de un hombre es breve, el tiempo del hombre es largo. Perdón por meterme así, sin calentamiento ni lubricación verbal previa, en el mayor de los problemas humanos, el del transcurso del tiempo. Tiempo, decía Heidegger, es aquella magnitud en la que ocurren las cosas, la manifestación lógica de una materia que siempre está en movimiento. El tiempo es, para muchos, absoluto, y sin embargo relativo. Cosmologías de Einstein aparte, lo cierto es que, sin necesidad de reloj o calendario, sentimos el peso de nuestra duración sobre la tierra, nuestra eterna decadencia ante su implacable paso.

martes, 23 de marzo de 2010

Alegoría del poder


Llevo ya unos meses escribiendo sobre la ciudad que me mata y embelesa a diario y, echando la vista atrás, me he dado cuenta de que estas líneas, estas calles cortadas, han abusado de la política en su temática. Maldita sea, me digo, yo no quería hablar de esto. Pretendía que mis palabras sirvieran para ilustrar otra óptica de la ciudad, de la región. Acercaros un Madrid genuino, propio, subjetivo, real y, sin embargo, cada semana un nuevo ciclón político (que nunca es tan grave en realidad) me arrastra a pronunciarme sobre un Madrid que conozco menos y que es menos genuino y menos real: el Madrid de los despachos, ese donde se estrechan manos bien arregladas para cerrar acuerdos de calado, desde donde se dirigen las líneas maestras de políticas y economías, y donde lo importante ocurre a oscuras pero se sella en público con una amplia sonrisa regalada a los flashes.

martes, 16 de marzo de 2010

Rebelión e Impuestos


 Pagar impuestos es una putada. A nivel personal, casi todo el mundo está de acuerdo con este supuesto. Pero claro, si uno hace ese ejercicio de empatía social que supone la democracia, comprende que, sin esos impuestos, el chiringuito no acabaría de funcionar. Toda actividad económica está o debería estar sometida al gravamen fiscal del Estado, que se lleva su parte de cara a su autoabastecimiento y el mantenimiento de los servicios para sus ciudadanos. (Que palabra más graciosa, gravamen. Repítalo en sus casas, como un mantra: gravamen fiscal y sentirán que su cartera se resiente menos del esfuerzo contributivo.)

martes, 9 de marzo de 2010

Cuernos


Esperanza, Esperancita, se ha puesto el traje de luces. Y ella, que no tiene destreza con el capote pero sabe como entrar a matar, está dispuesta a lidiar a cuantos astados se le pongan por delante. Mientras en el Parlament se debate si prohibir o no los toros en toda Catalunya, Aguirre ha convertido a las corridas, decretazo por delante, en bien de interés cultural, lo que quiere decir que en la Comunidad de Madrid tendrán una especial protección.

Competencias


En el fondo, la política no es más que un juego de esgrima entre egos engominados. Todo cargo público conlleva una carga más o menos implícita de poder, desde el funcionario que te puede hacer pagar su mal día hasta el presidente del gobierno, oliendo todo el día la madera noble de su despacho. Pero claro, en una democracia, los puestos políticos se eligen por sufragio universal, y esto da a los que reciben ese mandato ciudadano la impresión de que el dios Demos les ha sonreído y que tienen carta blanca. Es el momento en que el poder les vuelve locos, les saca de si mismos y de sus obligaciones, y se dedican más a atacar a los enemigos que gobernar para esa gente que les ha votado.

martes, 16 de febrero de 2010

ÁREA 51


Cuando Kafka escribió “El Proceso”, nos hablaba de un juicio interminable y de un hombre atrapado en una burocracia incomprensible, tan absurda como amenazante. Parecerá aventurado decir que el bueno de Franz no estaba creando una realidad paralela, sino reflejando, a través de su filtro poético, el mundo que le tocó vivir. Lo cierto es que, la etiqueta roja, como llaman los británicos a todos los papeleos y obligaciones legales a los que estamos condenados por nacer tras la revolución industrial, es una carga tan pesada que a menudo acaba doblegando al individuo.
Decir hoy: “el Estado”, es mentar algo tan fuera de nosotros mismos que casi equivale a pronunciar el nombre de Dios. Según los teólogos, Dios está en todos nosotros (o nosotros estamos en Dios, si se quiere), pero no le vemos ni podemos preguntarle, ni quejarnos, ni felicitarle o condenarle por su Obra Creadora. El Estado, por su parte, es ese ente que nos rebasa, del que formamos parte casi inevitablemente y que en lugar de guardar silencio, como el Creador, nos deriva hacia cualquiera de sus millones de ramificaciones, todas con sus toneladas de impresos innombrables, para que nuestra queja o súplica llegue tarde y suavizada por los formalismos burocráticos.

jueves, 11 de febrero de 2010

Crónica sincera, sinceridad crónica (15.02.2004)

Era medianoche. El periodista novato trataba de estrujarse los sesos para publicar otro artículo. Su novia leía una revista sentada sobre sus piernas dobladas, como La Sirenita de Copenhague. El mundo estaba lleno de noticias, pero a sus ojos que ojeaban desesperadamente el periódico (no había hecho los deberes), no llegaban. Quiero decir que llegaban, pero que en ninguna veía la historia de nadie que necesitase contarla. De todas formas, el error ya se había cometido. No se puede buscar noticias en los periódicos porque ahí ya están muertas. Algo importante (o no) ha pasado en el mundo real y a un pez gordo (o no tan gordo) se le ha ocurrido enviar a un periodista novato (o no) a cubrirlo. Éste llega, registra datos y trata de construir una historia coherente donde, a menudo, no la hay. Total que una historia real que ocurrió a personas, como usted y como yo, aparece impresa en un papel grisáceo. Y muerta. Tan muerta como suelen estar sus protagonistas, bien acuchillados por la persona con la que dormían o bien reventados por una bomba que, desgraciadamente, no era para ellos pero acabo siéndolo. Es ese punto donde al periodista novato le pareció que debía hacer hincapié. Quería gritar desde la tribuna que le ofrecía un periodicucho entrañable que costaba un parto sacar cada quincena. Quería hablar a sus no lectores (lo cierto es que nadie leía lo que escribía) sobre personas que se peleaban, robaban o eran robadas, reían, lloraban y morían. Pero se deprimía constantemente tras verlos después en sus historias muertas, en sus crónicas de hechos que parecían haber pasado hace mucho tiempo y a los que siempre llegaba tarde. Y sentía que ningún trabajo era más inútil que el suyo. Seguía sin saber de qué escribir. Ni siquiera sabía ya por qué lo hacía. Hasta sintió una tremenda desazón de una sociedad que andaba siempre preocupada por saber lo que ya nunca volvería a ocurrir. Decidió, por una vez, no participar en su juego, no contarles historias muertas a los vivos para que estos se sintieran más vivos. Se le ocurrió que con un artículo podría entretenerles un rato, hacerles perder el tiempo que exprimían con drogadíctica ansiedad. Miró a su novia que se levantó para ir a la cama. Mientras cruzaba la puerta, el pelo descubrió un poco de su nuca, y le devolvió un poco las ganas de vivir. Empezó después a escribir estas líneas, que ahora acaban

martes, 9 de febrero de 2010

LAS CEJAS DEL ALCALDE


Es verano de 2004, y el periodista novato se encuentra en un amplio salón del Ayuntamiento viejo de Madrid, esperando mientras revisa su maletin, su micrófono, su grabadora de cinta. En su misma situación hay muchos compañeros de otros medios, todos mayores que él, mejor vestidos, más preparados y más tranquilos. Al otro lado de la enorme puerta blanca, Gallardón se reune con el todavía Presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Dentro no hace calor, pero julio está bien entrado y los cuerpos sucumben inevitablemente a la modorra. El tiempo de espera, cada vez más largo, se torna agotador.
El aburrimiento tomó forma de sala de recepciones vacía, y la mente del periodista novato, siempre proclive al chiste y la distracción fantasiosa, ordena sacar bloc y boli y dispara unos versos inspirados en el Alcalde, o mejor, en sus cejas:

Las cejas del Alcalde son toscas, negras, honestas
surcan un ceño que sabe fruncirse del revés,
las cejas del Alcalde, si este miente, suben
buscando escondite entre su mata rizada.
A fin de cuentas, ellas nunca quisieron ser alcalde.

Y claro, el ejercicio de Dadaísmo informativo no le llena nada de ese vacío de tiempo muerto, de peón bloqueado esperando lo que tenía pinta de ser un canutazo sin preguntas, aburrido, soso, institucional. Muerto. En esos momentos, cuando tiene que esperar más de una hora para publicitar sin opción a pregunta el discurso del poder, el periodista novato empieza a comprender la trampa que encierra el mundo en el que se está metiendo. Finalmente aparecen Regidor y Presidente Regional y confirman las pobres expectativas.  Una mañana perdida, no hay preguntas, pero a Ibarra siempre se le puede sacar algo. Coger el corte y contarlo luego en cincuenta segundos. Un coñazo, vaya,

.

lunes, 8 de febrero de 2010

RADIOGRAFÍAS

Decíamos ayer que la Ley del Menor actual está bajo amenaza. Son ya no pocos los sectores que reclaman que el que delinque como adulto pague como tal, sea cual sea su edad. No es casual que este aumento pretendido de la edad penal aparezca en nuestras vidas al tiempo que otros sectores comenten que conviene que trabajemos un par de años más. El mensaje es claro: la sociedad pretende que uno sea niño menos tiempo y tarde más en hacerse viejo, alargando su vida productiva, la que eleva sus impuestos y cotizaciones y reduce su costo a las arcas del Estado. De momento son propuestas, pero que marcan una dirección clara y que acabarán, tarde o temprano, imponiéndose.

lunes, 1 de febrero de 2010

Silencio


Cuando estudiaba la carrera de periodismo un profesor me dijo: habla siempre como si te estuvieran grabando. Era como una frase de película de espías, pero era un buen consejo de alguien que venía bien curtido de la dirección de un medio nacional. Como en las detenciones, en la vida tiene uno derecho a guardar silencio, y a saber que cualquier cosa que diga bien pudiera ser (y será) utilizada en su contra en cualquier circunstancia. Pero nunca callamos, por mucho que sepamos que lo inteligente es hacerlo, nuestras bocas no se sellan porque están ansiosas de dar rienda suelta a nuestros pensamientos.

lunes, 25 de enero de 2010

DESTINO MENOR



En la serie de cómics de Sandman, la genial novela gráfica de Neil Gailman, Destino es representado por un monje frío que camina leyendo un libro. Frente a él, siempre se abren infinitos caminos, pero tras él, sólo hay uno. Es una forma de decir que el destino sólo es en pasado, aunque a veces amague con revelarnos el próximo capítulo del libro. Frente a lo inapelable de un futuro ya escrito, el libre albedrío se presenta como una excusa teológica impecable que viene a alegar que el mal está en el hombre y el bien en Dios. El problema es que hace tiempo que Dios no rige, no reina, no exige y vive sólo para quien le acepta como Señor del Universo o Universo en sí mismo.

martes, 19 de enero de 2010

SOLIDARIDAD





Y la tierra tembló bajo Puerto Príncipe y volvió a convertir Haití en la capital mundial de la compasión humana. Con su convulsión, la Tierra (Erzuli como se la llama en la cultura Vudú), nos recuerda este pedazo de isla que lleva dos siglos y cuarto de vida sumido en el caos y la violencia. Haití es la segunda república de América, fundada al abrigo de la revolución que iniciaron los Estados Unidos. Un país pequeño con una historia triste, y que la semana pasada ha recibido su golpe de gracia, destrozando por completo un estado que quizás nunca existió.

martes, 12 de enero de 2010

COLUMNA SIN TíTULO


                                                                                                 FOTO: HECTOR VILA
Se estiran los dedos, crujen, y se preparan para descargar el torrente de palabras sobre el teclado. La habitación, de techos altos, tarda en dejarse calentar por un radiador eléctrico, mientras la ventana vieja tirita de frío. En la calle, la nieve de la pasada noche se extiende aún fresca y mullida, la que aún no se ha gastado en crear muñecos o en la guerra fría, la de las bolas. Tras un día así, al periodista le apetece seguir hablando de la nieve. Podría hacerlo, pues nunca nadie le ha restringido en la radio de lo que debe o no hablar, pero esto ya lo ha hecho. Se dice que no puede repetir temas, no volver la vista atrás, no mirar a Eurídice, no ser estatua de sal, o sí, pero sólo si sirve para derretir muñecos de nieve.