viernes, 19 de agosto de 2011

De Olimpos y llamas.

Doscientos metros en persecución del autobús, auténticos maratones noche y día por las calles del centro, lucha grecorromana en las rebajas de los grandes almacenes, halterofilia cargaditos con la compra de la semana y, por supuesto, fútbol, en cada lata vacía en el suelo, esperando ansiosa la patada del Iniesta espontáneo que pueda pisar la acera en ese momento. Lanzo toda esta enumeración para tratar de demostrar que Madrid es ya olímpica, pese a los repetidos intentos del COI de demostrar lo contrario.
Expiraba el plazo para presentar candidaturas para ser Sede de los Juegos en 2020 (dónde carámbanos estaremos en tan lejana fecha, pregunto yo). El ayuntamiento no estaba seguro de qué hacer, si merecía la pena volver a intentarlo o no. En tiempos de crisis, con una población que está pasando dificultades y con la deuda de seis mil millones a cuestas, parecía muy desaconsejable intentarlo. 
Y, sin embargo, han ido otra vez a por ello. El principal argumento que han soltado desde el Consistorio es que a la tercera va la vencida. Roma y Estambul también competirán por la cita Olimpica. Con el 80% de las instalaciones construidas, dicen, el coste de organizarla no sería tan elevado. Pero claro, se olvidan de decir que ese 80% viene de un dinero que se invirtió hace años, y ahora falta en la caja. El coste ya ha sido asumido, y se incrementará por tercera vez. Está por ver si se podrá recuperar en el caso de que los Dioses del Olimpo envíen por fin a Madrid su llama. Francamente, querida, lo dudo mucho.

El Salto. Vaya, qui

Entre las palabras y su verdad hay siempre un salto, un abismo que media entre lo que pretenden decir y lo que finalmente dicen. Hablar, ya lo hemos dicho otras veces, es siempre exponerse un poco más, desnudarse, comprometerse pero, al mismo tiempo, todo discurso es una forma de vestir algo que, al menos en origen es más puro.

Lo llaman hamburguesa

Cómete una hamburguesa. Llena tu boca estúpida con esa mezcla de carne mala, pan mediocre y queso insípido con salsa dulce de tomate y vinagre. No hables mientras comes, tus gilipolleces así no suenan mejor. Experimenta el placer de lo prohibido, siéntete al tiempo culpable y víctima de un crimen contra tu propio cuerpo. Siéntete como Obama ayer, que celebraba medio siglo con un happy meal tamaño NBA que traía dentro un cupón emisor de deuda limitado. Siente, al comer tu hamburguesa, se llame Mac o Whop, el genuino sabor de la época que te ha tocado vivir. Disfruta de tu comida basura sobre tu silla basura en el  escaso tiempo libre que te permite tu trabajo basura. Dejarías toda esa mierda, pero tienes que pagar tu hipoteca basura, que en la tele prefieren llamar sub-prime.

El retorno del Yeti



Hace mucho tiempo, en una galaxia provinciana…

La crisis económica arrasa por todo el universo y la victoria del Imperio sólo está amenazada por sus propias grietas internas. Los mercados se han hecho con el control absoluto y deciden qué planeta merece la pena o no ser salvado. Mientras tanto, el Senado Estadounidense aprueba de milagro un mal plan para evitar la quiebra, recortando tanto gasto como deuda se aumente, olvidando que la recesión necesita estímulo y que las inversiones tienen un retorno económico favorable.