lunes, 4 de abril de 2011

Válvulas


Y si te sientes desamparado, estafado, insatisfecho, frustrado o decepcionado, tienes múltiples canales para dar rienda suelta a tu ira. Eso sí, procura que, en su estallido, sólo te manches tú, sólo te hieras tú, que sea tu sangre y tu vómito los que caigan en la acera. Ante la necesidad que puedas sentir de destrucción, te proponemos que comiences por tí mismo. Para empezar, puedes golpearte el hígado cada tarde agarrado a las orejas de un sillón de cuero, a una barra de acero inoxidable o, simplemente, a un tetrabrick de vino. El acto será el mismo: embolingarte para pasar los tragos que te cuestan, o para embellecer tu entorno, o para hacer más soportables a los que te rodean, o para no tener que mirarte al espejo invisible que es la conciencia y que siempre te recuerda dónde te has equivocado.