martes, 27 de julio de 2010

Pig Pride


Dicen que el gran problema de nuestra economía es la pérdida de competititvidad, osea que nuestro trabajo no rinde ni en tiempo ni en dinero los beneficios que debería producir. Este argumento, completamente cierto, está ligado a un ruido permanente que pretende recuperar esa productividad perdida a golpe de tijeretazo social. Como el trabajo no rinde, declaran esos grandes gurús de la economía moderna (esos mismos que nos guiaron sin que les temblara el pulso al abismo), la solución pasa, indefectiblemente, por lo que se llama la flexibilización del mercado laboral, eufemismo liberal que significa abaratamiento del despido.

martes, 20 de julio de 2010

Imposible callar

Sí, lo admito. A veces sermoneo. Nada más lejos de mis intenciones que justificarme, pero entended que a veces uno se deja llevar por el irresistible poder que destila la tribuna, por pequeña o insignificante o inútil que sea. Dentro de muy poco, apenas un par de semanas, hará un año que os escribo, que mi voz se pega a vuestro oído, que os cuento lo que mi mente y mi pecho filtran de esa realidad que vivo con todas mis fuerzas. Acaso os llegará un débil eco, puede que una sonrisa tímida, o un pensamiento fugaz pero sentido, o un cabreo súbito conmigo y mis palabras, que torpemente tratan de construir un discurso donde sólo hay un puñado de impresiones, a menudo sólo basadas en mí íntimo y particular modo de ver el mundo.




martes, 13 de julio de 2010

El salto

Hoy he visto cómo un tipo se lanzaba desde la octava planta del Hotel Plaza Castilla. Se oyó un coro de sobrecogedores suspiros y un golpe seco contra el suelo. No hubo ni giros, ni tirabuzones, ni una lenta agonía a cámara lenta. La caída, olvidando la acera que esperaba ansiosa a su nuevo huésped, resultaba ridícula. El hombre meneaba los brazos y las piernas al caer, quizás mostrando inútil arrepentimiento, o quizás buscando avanzar más, como un saltador de longitud que se sabe con el viento de cara. Comprendí que estaba muerto.

martes, 6 de julio de 2010

El bebé gigante en el mundial


Ya lo dije otra vez: el fútbol es la nueva épica donde se forjan los héroes en esta época descreída y sin símbolos. La arena de hoy no demanda más sangre que la metafórica o la fortuita, pero en la grada, y en sus millones de ramificaciones en televisores de todo el mundo, el fervor es tan fuerte como en la propia guerra. También hemos hablado de las masas, y de como sus comportamientos colectivos acaban por anular absolutamente el pensamiento del individuo, que pierde la noción de sí mismo y se diluye en una voluntad ajena que acaba por enajenarlo. Ahora unamos ambos conceptos y añadámosle un tercero. en el campo, o en el salón de casa, está permitido odiar al rival durante 90 minutos, desear su aniquilación, que desaparezcan sus virtudes y sólo queden sobre el césped su sudor y sus lágrimas amargas.