jueves, 12 de enero de 2012

Sacrificio

El sacrificio es la piedra angular de la sociedad en la que vivimos. Nos guste o no, todo este entramado se ha formado sobre la base de una tradición cristiana, que todos los domingos celebra el martirio de un dios redentor hecho hombre. Obviamente, el sacrificio era anterior a que el carpintero más famoso de la historia acabara, irónicamente, clavado en un madero. Se sacrificaban, por ejemplo, animales para calmar la furia de los dioses antiguos. El término hecatombe, tan en boca de muchos periodistas para epitetar una catástrofe, viene del asesinato ritual de cien reses. Fuera de altares, la historia precristiana muestra otros sacrificios, como el de Leónidas muriendo con sus trescientos para que sus enemigos atenienses consiguieran ganar la guerra contra los persas, o el de Numancia, que prefirió arder con todos sus habitantes dentro antes de rendirse a las legiones romanas. Siglos después, con el ejemplificante sacrificio de Cristo, se construyó todo un sistema de valores que, en cierta medida, justificaba los ultrajes del mundo en pos de alcanzar la salvación.