martes, 19 de febrero de 2013

Taoosa


Texto para el programa Ágora Pulp del 25 de enero de 2012 en Ágora Sol Radio oír

 Si la verdad existiera, en los labios de Taosa brillaría, como hadrones chocando o una gota de mar filtrando el sol en la pestaña. Porque sus ojos la buscan con ansia infinita. Son ojos de testigo, que miran con curiosidad, inteligencia, nervio y sed. Para ella, como para cualquier buen periodista, la verdad es Dios. El bien supremo, lejano, inalcanzable, pero también modelo y camino para quienes lo buscan. Por eso nunca dudé de que era una gran periodista, porque esa necesidad de conocer y transmitir le lanzará a su destino como un arco a la flecha.


Taosa busca verdad en las ondas, en frecuencias moduladas, en streaming de calidad razonable, en mp3 o a boli. Tiene una voz hermosa que afinaría perfectamente en la sinfonía de la verdad, si ésta existiera.  Al escucharla, es imposible no empatizar con ella, y a menudo los entrevistados han sucumbido ante ese hechizo. Con el tiempo, ella ha aprendido a agazaparse y soltar un zarpazo por sorpresa, para que nadie nunca empatice demasiado y la aleje de la verdad buscada.
Sí, la verdad existe, sólo que se fragmenta en tantos trozos para que no podamos mascarla. Algunos de esos bocados de realidad le caen a Taosa en las manos, y los examina, los analiza, los prepara y los comparte, porque sabe que de su alimento comen muchos, y que la presa es de la tribu, o seguiremos creando esclavos. Y los pequeños trozos de realidad que a veces llegan son cristales,afilados, que se clavan al susurrarse al oído, y Taosa sangra y los cuenta, y cuando llegan al oyente ya no cortan, pero siguen siendo cristales y, por tanto, transparentes.
Para mí siempre ha sido un orgullo jugar con ella a Sanchos y Quijotes, y cambiarnos los papeles de vez en cuando, y contagiarme de su curiosidad, y verla menear la silla en la que se sienta cuando hace radio como un perro movería la cola, de puro contento y aprender y compartir lo aprendido. Sé que este orgullo sólo puede crecer, porque ella no va a dejar de hacerlo. Sospecho que, por mucho que las circunstancias lo impidan, su voz suave volverá a arrullarnos pronto en Ágora Sol, y si no, nos hincharemos las orejas de podcast.
Gracias María.

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